STRÓMBOLI EN ERUPCIÓN
ACOSO ESCOLAR, MEDIDAS YA
Esta semana de comienzos de septiembre, se hacía viral el caso de un niño, el día quecumplía exactamente once años. El niño llevó una tarta de cumpleaños para invitar asus colegas, niños y niñas, y en lugar de cantarle el himno clásico de celebración,le agasajaron con una letra humillante llena de chanzas, improperios e insultos del tipo:gordo, foca, sólo en referencia a una opinión acerca de su aspecto físico. Su hermano mayorrecogió en un video la escena de la vejación para dejar constancia de ella y,por fortuna, se produjo el efecto bumerang. El niño, fue consolado a través delas RRSS por figuras famosas que le felicitaron y al menos le habrán mitigadoel primer disgusto. Dígase con todas las letras y que se entienda, el bullying,es un ataque retorcido y cobarde en el ámbito escolar, que incita a lasvíctimas a reacciones imprevisibles, como traumas de por vida e incluso elsuicidio. No es para tomárselo a la ligera. Esta tarde apoyaba, con mi firma,una carta de un padre, destrozado por el suicidio de su hija de 15 años,dirigida al Ministerio de Educación español para que tomase medidas urgentementepara evitar estos lamentables sucesos de terribles consecuencias. De esta cartaextraigo el texto que sigue:
Solo en el año 2020 se suicidaron en España 61 menores deedad. Y está comprobado que los niños y niñas que son víctimasde bullying tienen 2,55 veces más riesgo de intentar suicidarseque los demás.
¿Es un botón de muestra de unos niños malos? La infancia no es una época
de inocencia y santidad, precisamente, pero habría que regresar a las raíces
para analizar en qué ha fallado el sistema social-familiar-educativo que propicia
esta tiranía contra el ser diferente, el bicho raro, o el que no cumple con los
cánones o simplemente es un ser sensible o vulnerable.